- Táctil: El tacto es el sentido mejor desarrollado en los bebés en el momento del nacimiento. Por ello, la OMS recomienda el contacto piel con piel desde los primeros días de vida. Los beneficios son múltiples: aumento del peso del bebé, mejora de la digestión de los alimentos, disminución del estrés en padres y bebés sanos, reducción de la depresión materna y los niveles de ansiedad, etc. A través del suave contacto de las manos del progenitor, el baño es un ritual sencillo que proporciona una oportunidad ideal para un mayor contacto piel con piel.
- Visual: Los bebés utilizan el contacto ocular directo como una forma de comunicación e incluso muestran una mejora de los procesamientos neuronales cuando un progenitor los mira directamente. La estimulación visual es fundamental desde el nacimiento y hasta los tres años, y sienta las bases del desarrollo de las habilidades sociales. El momento del baño permite a los padres establecer contacto visual directo con el bebé y así reforzar el vínculo con él.
- Auditiva: Los sonidos crean recuerdos en el área del lenguaje de la corteza cerebral. Los bebés pueden reconocer la voz de un progenitor, tal y como demuestra el aumento de la actividad cerebral de la región temporal posterior izquierda del cerebro. El baño es una oportunidad ideal para introducir nuevos sonidos: el del agua al salpicar, que los padres hablen o canten al bebé, etc.
- Olfativa: Los bebés son capaces de recordar un olor en los primeros días después del nacimiento y presentan una mayor respuesta cognitiva cuando la estimulación olfativa se combina con la táctil. Entre los beneficios de esta estimulación, destacan los efectos relajantes y calmantes cuando se emplea una fragancia relajante. Gracias a los diferentes productos empleados en el ritual del baño, los bebés pueden descubrir nuevos olores y asociarlos a un momento placentero en su memoria.
En los primeros tres años de vida se produce el 85% del desarrollo neuronal que favorece la comunicación, la comprensión, el desarrollo social y el bienestar emocional. El cerebro de un bebé, según la OMS, crea hasta 1,8 millones de nuevas conexiones sinápticas por segundo, y las propias experiencias del bebé son las que determinarán qué sinapsis se conservarán.
"En este desarrollo neuronal, que se produce por estas sinapsis o conexiones entre neuronas que dan lugar a la conformación cerebral, influye de manera significativa el entorno en el que niño crece. En este sentido, la estimulación multisensorial, lo que el bebé siente, ve, oye y huele, contribuye al desarrollo cerebral; por lo que para un crecimiento y desarrollo feliz y saludable, los bebés necesitan atención, sensibilidad y estimulación" explica Silvia Álava, psicóloga infantil.
La investigación también demuestra que a través de experiencias multisensoriales, se reduce el estrés en bebés sanos y prematuros, de modo que puedan aprender, pensar y crecer.
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